La experimentación técnica de Federico Osorio: una combinación de fusiones y contrastes


 

Vacío y color

Comisariado: Galería de Arte Orfila

Artista: Federico Osorio

Del 16 diciembre de 2021 al 11 enero de 2022

Galería de Arte Orfila

C/Orfila, 3

28010 Madrid


La experimentación técnica de Federico Osorio: una combinación de fusiones y contrastes


Milagros Pellicer Planells 


La Galería de Arte Orfila, dirigida por Antonio Leyva -miembro de las Asociaciones Madrileña, Española e Internacional de Críticos de Arte-, acoge la exposición Vacío y color, del artista Federico Osorio. La galería se caracteriza por su aspecto independiente y ya desde sus inicios en 1973 apuesta por apoyar a artistas contemporáneos que trabajan, sobre todo, la expresión interior, una línea que continúa con Vacío y color

Federico Osorio es escultor, pintor y grabador, y esto es algo que se aprecia a la perfección en las piezas que aquí encontramos. Vacío y color cuenta con esculturas en bronce y madera, acuarelas y obras en papel convexo. Las esculturas son las piezas más antiguas de la exposición (2016), hecho que percibimos a partir de los colores que presentan y que distan enormemente de las vívidas combinaciones cromáticas del resto de obras más recientes. El material es un elemento clave en el proceso creativo de Osorio, pues, según nos cuenta el artista: «La madera es copartícipe conmigo del resultado final». Y es que, aunque algunas de las esculturas se muestran en bronce, todas ellas son inicialmente creadas en madera. 

El objetivo principal del artista consiste -en sus propias palabras- en «expresar la belleza»: Osorio huye de las formas angulosas e intenta que las aristas aparezcan y desaparezcan en un continuo fluir, creando una serie de suaves curvas propias de la abstracción orgánica. Estas formas sinuosas que concibe como esencialmente bellas captan nuestra atención y nos incitan a girar sobre las mismas, ya que se presentan de manera diferente según la perspectiva desde las que se las observe, remarcando, así, una original asimetría. 

Sin embargo, debido a la disposición del montaje llevada a cabo por la galería, tan solo podemos observar una de ellas desde todos sus ángulos, puesto que la mayoría están colocadas junto a la pared, de manera que resulta imposible rodearlas. No obstante, cabe destacar que las dimensiones de la galería juegan un papel importante en esta decisión de carácter museográfico, pues, de haberse colocado las esculturas en una zona más despejada, se habría dificultado enormemente la circulación de los espectadores. Esto, además, habría supuesto un obstáculo para la visualización del resto de obras. 




Embarazada
, 2016. Bronce.
23 x 5 x 3 cm. Fotografía propia. 

Tango
, 2020. Madera de encina.
146 x 26 x 23 cm. Fotografía propia.
 


Llegados a este punto cabe hacer mención a los títulos de las piezas. Si bien las obras de Federico Osorio llevan por nombre conceptos que nos remiten a elementos figurativos (Llamas, Abrazos, Embarazada, Aguja…), no debemos intentar ver en ellas ninguna alusión a los mismos. Esto se debe a que los títulos, como nos explica el artista, son dados a las piezas tras su creación y tan solo sirven como referencia para poder identificar las obras. Por ello, el artista no pretende que se relacionen con los conceptos que llevan por nombre, aunque este hecho puede resultar contraproducente, pues en ocasiones resulta inevitable pensar en una asociación entre título y obra una vez que se conocen ambos. 


Aguja, 2018. Madera de nogal. 
29 x 7 x 2 cm. Fotografía propia
Llamas, 2016. Bronce.
62 x 12 x 4 cm. Fotografía propia. 
                            


En contraposición a estas silenciosas esculturas -como han sido denominadas en algunos de los catálogos en los que se han incluido (véase Corrientes, 2020)-, encontramos las acuarelas, divididas en dos partes: la serie Reflejos, compuesta por seis obras, y otras cinco piezas de un menor tamaño (dos de las cuales forman pareja, tal y como vemos en el propio montaje). Las acuarelas de Osorio presentan un marcado carácter abstracto y colores vivos. En ellas, el elemento orgánico que veíamos en las esculturas se vuelve más imperceptible y se aprecia, sobre todo, en esa fluidez propia de la naturaleza, pues, tal y como nos explica Leyva remitiendo a Heráclito: «el verdadero arte es el que capta la transformación». Asimismo, destacamos en los colores de estas piezas -que tendrán su eco en Esferas y Cosmos- una alusión a las pinturas de Rothko a través de la creación de una atmósfera cromática de gran expresividad. 




Reflejos
, 2020. Acuarela sobre papel elaborado por el artista. 
Fotografía propia. 


                                     

Y el cielo enrojeció I 
IISusurro, Génesis I II.  2020. 
Acuarela sobre papel elaborado por el artista. Fotografía propia.
















Como si el papel fuera tomando vida propia, Osorio nos sorprende con Cosmos, una serie de pinturas que combinan la acuarela con el papel convexo, en un delicado proceso de experimentación técnica. Cosmos mantiene esos vivos colores que veíamos en Reflejos y nos permite reflexionar sobre la plasticidad de la obra, que representa un término medio entre la planitud y la volumetría. Algunas de estas obras contienen una combinación de colores que se fusionan creando formas cósmicas, como su título indica; sin embargo, también encontramos otras que remiten a una abstracción más geométrica, realizadas a partir de unas líneas previas a la manipulación del papel, fruto de un costoso proceso de ensayo y error. 


Cosmos, 2019. Acuarela sobre papel convexo elaborado por el artista. 
Fotografía propia.

Punto rojo y Punto azul son otras dos obras herederas de esta novedosa técnica del papel convexo. En ellas apreciamos un fondo dorado de carácter místico cuya influencia reconoce el artista en Gustav Klimt. No obstante, lo más destacado resulta el contraste entre la aparente fragilidad del proceso y la solidez que transmiten tanto la fuerza de los colores como el resultado volumétrico final. 

Punto rojo y Punto azul, 2020. Acuarela sobre papel convexo elaborado por el artista.
Fotografía propia. 


Por último, encontramos las Esferas, cinco obras de carácter escultórico realizadas, al igual que Cosmos, con pasta de papel de elaboración propia. Osorio muestra aquí una sucesión de colores vivos y brillantes que se entremezclan haciendo eco de las acuarelas anteriormente mencionadas y creando, así, un diálogo entre sus distintas obras. Cabe hacer especial mención a la manera en la que están colocadas estas Esferas: al contrario que lo que su carácter escultórico nos indica, las esferas han sido colgadas de la pared como si de una pintura se tratasen -al fin y al cabo se trata de una conversión a tres dimensiones de las acuarelas referidas-. Este acertado montaje resulta sorprendente e inesperado, de acuerdo con la vivacidad que transmiten los colores de las mismas que tanto distan de las monocromías de las esculturas anteriores. 

Esferas, 2021. Acuarela sobre pasta de papel elaborado por el artista. 
Fotografía propia. 

Vacío y color supone, por todo ello, una significativa presentación de parte de la trayectoria de Federico Osorio, pues en ella se pueden ver obras en las que confluye su formación como escultor, pintor y grabador. El alto grado de experimentación técnica del que gozan estas piezas hacen de la exposición una muestra muy interesante, llena de fusiones y contrastes que desafían el aspecto más tradicional de cada una de estas técnicas artísticas. 




Comentarios

  1. No nos informas de la trayectoria de Osorio. No sabemos si es un artista joven o viejo, si ha tenido muchas o pocas exposiciones, ni tampoco de su lugar de origen. Esta información suele ser pertinente a la hora de hacer una crítica. De hecho, nos informas más de la trayectoria del galerista que de la del artista.
    En segundo lugar, comparar el delicado equilibrio cromático de los cuadros de Mark Rothko con el colorido kitsch de los cuadros de Osorio me parece bastante desacertado.

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