DESARTICULANDO LOS EJES: EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA GALERÍA MAX ESTRELLA

 DESARTICULANDO LOS EJES: EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA GALERÍA MAX ESTRELLA


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Diana Fonseca, Jorge Fuembuena y Charles Sandison 


Galería Max Estrella 

Patio, C. de Santo Tomé, 6, Patio interior, 28004 Madrid

25.11.2021 - 29.01.2022



                                                                                                    Alejandra Marquerie




Atlas Mundi (2019)

Libro de artista. Atlas engrosado

Edición de 3 + 2 P/A

53 x 43 x 6,5 cm

©https://maxestrella.com/es/

Imagínense un golpe seco en la columna, la ruptura del eje principal que nos atraviesa, que nos mantiene en pie. Se advierte el desequilibrio. Cuando nos asomamos a la idea del tiempo y a la idea del espacio nos encontramos con un precipicio. La inmaterialidad de estas coordenadas ha sido un abismo para el ser humano desde el principio de los tiempos. Así lo expresaba San Agustín de Hipona en el siglo IV cuando, tras afirmar la imposibilidad de medir el futuro, que aún no es, ni el presente, que no se extiende por ningún espacio, ni el pasado, que ya no existe, se preguntaba: “¿qué es, pues, lo que mido?”. 

La Galería Max Estrella acoge desde el 25 de noviembre una exposición colectiva de comisariado propio que se articula en torno a estos dos misterios: el espacio y el tiempo. A través de la obra de tres artistas (Diana Fonseca, Jorge Fuembuena y Charles Sandison), se propone un recorrido por la problematización del ejercicio de medir. El título hace referencia a la famosa fórmula de Energía= masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz, que se asocia inmediatamente a la Teoría de la Relatividad formulada por Albert Einstein. Esta supuso, entre otras cosas, la unión del espacio y el tiempo en un entramado tetradimensional que se denominará espacio-tiempo. 

La pregunta sobre los orígenes, sobre el tiempo, es un tema de largo recorrido en la historia del pensamiento y el arte universal. Desde el tiempo del Kairós, que se identifica en la teología cristiana con el tiempo cíclico de la eternidad, el no-tiempo, hasta el Cronos, que hace referencia a un tiempo lineal y secuencial, la intangibilidad del tiempo, la imposibilidad de medirlo, asirlo o abarcarlo completamente ha sido siempre una preocupación eminentemente humana. De esta manera, cuando accedemos a la sala expositiva de la galería Max Estrella, nos encontramos con el primer dislocamiento: una obra de Diana Fonseca (1978), Altas Mundi (2019) que nos presenta un atlas fragmentado, haciendo referencia a ese intento de unificación, de universalización del espacio y el tiempo. Atlas, además de un volumen que agrupa las representaciones de toda la superficie terráquea, es también la palabra que nombra a la primera vértebra de las cervicales, que conecta con el cráneo, uniendo la cabeza y el resto del cuerpo. En este sentido, la pieza de Fonseca actúa como esa primera vértebra fragmentada de la exposición, que nos sirve de guía para el resto de la visita planteando la dinamitación de las coordenadas del tiempo y del espacio.

Este intento fútil de medición queda reflejado también en El espacio es el tiempo (2017) y You are the way (2018), que nos presentan esta imposibilidad desde una relación metonímica, aludiendo a ambas coordenadas a través de los objetos más comunes para medirlas (un reloj y una brújula). Desde un prisma lírico, habitual en la obra de Fonseca, se hace referencia al efecto del paso del tiempo sobre las superficies a través de los collages abstractos Degradaciones (2021), que son una aglomeración de restos de espacios, un ejercicio formal de acumular esos residuos de la vida cotidiana.




El fin de las catedrales (2018)

C-Print diasec

80x100 cm

©https://maxestrella.com/es/

De la cotidianidad de Fonseca pasamos a la atemporalidad planteada por el trabajo de Jorge Fuembuena (1978), que expone tres fotografías de la serie de diez titulada The End of Cathedrals (2012), que constituye una metáfora sobre el control y el caos. Parte de un sistema de medición, representando las coordenadas exactas desde las que toma las fotografías de la masa glaciar más activa del hemisferio norte. Sin embargo, este esfuerzo en realidad resulta inútil en este territorio en constante desconfiguración, de forma que todas las anotaciones topográficas actúan como un deseo utópico, aludiendo a la imposibilidad de abarcar completamente el territorio. 

La necesidad de controlar y ordenar el tiempo y el espacio conecta con el punto de partida de la obra del tercer artista, Genoma (2006), de Charles Sandison (1969), que se basa en el algoritmo utilizado por la policía para prever o anticipar el envejecimiento de delincuentes. Sandison invierte este proceso de predicción del futuro usando el mismo algoritmo para identificar cómo era el rostro de familiares y amigos cuando se encontraban en el interior del útero. Estos rostros se forman mediante signos lingüísticos y números que no conforman ningún significado concreto y que actúan a la forma de partículas en un constante proceso de expansión y concentración. 



Genoma (2006)

Videoproyección monocanal

Dimensiones variables. Ed. 5

©https://maxestrella.com/es/


La idea de ilegibilidad atraviesa el trabajo de Sandison y la videoproyección Embrace!, no es una excepción. El artista plantea una instalación inmersiva de datos que envuelven al espectador, sumergiéndolo en un universo cambiante de palabras signos y caracteres que, en esta ocasión, son extraídos del Antiguo Testamento y de El origen de las especies de Darwin. Ambos textos antagónicos suponen un intento de explicación del origen del ser humano, a través de una cosmogonía y del método científico, respectivamente. No obstante, la legibilidad se pierde en esta pieza, que plantea la dicotomía entre lo intangible e inmaterial del lenguaje y lo corporal y concreto — presente a través de la representación de manos incluida en la proyección —. 

El espectador, por tanto, termina su visita a la exposición atravesado por la proyección de los signos en su cuerpo, desdibujado por la inmaterialidad, envuelto en la ruptura y la desarticulación de las coordenadas espaciotemporales.

        Así, volviendo a la pregunta que se hacía San Agustín de Hipona de qué es realmente lo que estamos intentando medir, estas ideas de intangibilidad, de ilegibilidad y del carácter inasible e inefable del tiempo y del espacio recorren la exposición y podemos decir que se formalizan en las esculturas de Fonseca, en el título de el Fin de las catedrales, que hace referencia a la pérdida de permanencia y en el uso del código o lenguaje artificial de Sandison.




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