Los reflejos coloniales de Sandra Gamarra
Buen Gobierno
Sandra Gamarra
Comisariado por Agústín Pérez Rubio
Sala Alcalá 31 (C. de Alcalá, 31, 28014 Madrid)
21 de septiembre de 2021 - 16 de enero de 2022
La muestra Buen Gobierno inauguró el 21 de Septiembre de 2021 la temporada expositiva de la Sala Alcalá 31. En ella Sandra Gamarra explora el papel que ha jugado el arte y el museo en el relato colonial. La artista, nacida en Lima en 1972, destaca por su lenguaje híbrido en el que la pintura es el medio predilecto desde donde cuestionar los formatos expositivos y las narrativas culturales, siendo esta exposición la de mayor envergadura realizada en Madrid, lugar en el que reside actualmente.
En simbiosis con el discurso
curatorial a cargo de Agustín Pérez Rubio, el título y la selección de obras se inspiran en la Primera
nueva crónica y buen gobierno de Felipe Guamán Poma de Ayala, redactada en
1616 para instar a Felipe III a reformar el gobierno del virreinato de Perú y aliviar así las condiciones de vida de los indígenas. Recuperando la herencia del pasado, la artista señala
como la colonización ha condicionado hasta hoy la construcción del corpus
histórico-cultural peruano y español, poniendo de relieve -mediante la emulación de diversos espacios expositivos clásicos- las dinámicas que los
“buenos gobiernos” emplearon para monopolizar la producción cultural y artística, vetando así las sensibilidades colonizadas.
A modo de un personalísimo “paseo por la historia” el espectador recorre
distintos espacios. Comenzando por la Sala de los Espejismos, Gamarra se apropia de diversas pinturas historicistas del siglo XIX mostrándolas en un espacio que recuerda a una clásica pinacoteca histórica. En ellas, las variaciones
en el empleo del color rojo marcan distintas perspectivas que, por su disposición enfrentada, contraponen dos visiones de un mismo suceso. Los espejos pictóricos
de Gamarra buscan resaltar la
imposibilidad de generar un relato histórico único, en dónde los cuadros pueden ser considerados ventanas que iluminan la visión de los colonizados y que lejos de ser espejismos puntuales han sido ensombrecidas deliberadamente por
el relato histórico hegemónico.
Continuando hacia la Sala del Reconocimiento, dispuesta a modo de museo arqueológico en el que destaca la crítica
al expolio, los Expositores
I, II, III y IV reúnen en su superficie pinturas de piezas arqueológicas realizadas sobre papel cristal. Devolviéndonos nuestro reflejo, las obras juegan con los mecanismos expositivos tradicionales que establecen una distancia fría entre
los objetos y el espectador, dando la oportunidad de cuestionar la visión científica occidental heredera de la legitimación de los
procesos de expolio. Las vitrinas están rodeadas por la serie Cuando las
papas queman, en la que una gran variedad de patatas aparecen pintadas sobre los grabados incluídos en la crónica de Guamán. Con ello hace referencia al saqueo al que se vio sometido el agro andino, a la vez que alude al famoso dicho de “pasar
la patata caliente”, o cómo, mediante una política del olvido, se ha tratado de esquivar la responsabilidad de haber sostenido el discurso colonial.
El original formato expositivo al que recurre Sandra Gamarra nos permite disfrutar de este pequeño museo colonial como una gran instalación, en la que la decolonialidad revisita el pasado para exponer como los géneros artísticos y los museos occidentales oscurecen la visión colonizada y como esa herencia todavía condiciona nuestra mirada. Es un acierto situar los planteamos museológicos y los discursos curatoriales como protagonistas de su producción, dejando que cada una de sus obras señale estos discursos y planteamientos como los responsables de la codificación estética del colonialismo.
Hay quién podría acusar a Gamarra de hacer un ejercicio decolonial poco militante al recurrir a las fomas propias de la pintura clásica europea para su denuncia, pero es a través del uso de estos elementos como consigue implicar a la sociedad española en un debate que le devuelve un reflejo reconocible y más aproximado a la realidad.
Carmen Izquierdo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTienes un pequeño problema con el quién el cuándo el dónde y el cómo. Solamente se acentúan cuando tienen carácter interrogativo. Por lo demás, creo recordar que lo que había encima de los cuadros de la llamada "Sala de sustracción" eran monedas, clavos y tornillos, restos del montaje, no elementos decorativos prehispánicos. No sé si lo he entendido mal. En cualquier caso, tu valoración de la exposición es correcta.
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