Hacia el interior del bosque. La pintura abstracta de Elvira Amor
Sendas selvas
Galería Moisés Pérez de Albéniz (C. Dr. Forquet, 20, 28012, Madrid)
9 de septiembre - 13 de noviembre
Alba Esparza
La galería Moisés Pérez de Albéniz vuelve a intervenir su fachada y esta vez lo hace con un mural de Elvira Amor, artista española perteneciente a esa nueva generación de creadores que reivindica el retorno a la pintura y a la abstracción. Del 9 de septiembre al 13 de noviembre se podrá visitar “Sendas selvas”, su tercera exposición individual en Madrid que empieza incluso antes de entrar a la galería. El visitante es invitado a adentrarse en un espacio único y homogéneo, donde se presentan tanto obras pictóricas como tridimensionales, que la propia artista entiende, a nivel individual y colectivo, como el rastro que deja su largo proceso de investigación sobre la pintura.
©Galería Moisés Pérez de Albéniz
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Macha, Amor no ha dejado de explorar la pintura y sus posibilidades, sobre todo a través del viaje. Ha residido, estudiado y expuesto en lugares como Buenos Aires, Puebla y Bruselas, experiencias que la han llevado a vivir nuevas realidades y crecer tanto personal como artísticamente. Además de su inquietud por descubrir nuevas formas de creación, sobre todo artesanales, ha contado con la ayuda de numerosos programas que le han permitido seguir explorando, de entre los cuales destacan la ayuda a la Producción a la Comunidad de Madrid (2020) y la beca de intercambio académico en la Académie Royale des Beaux-Arts de Bruselas (2015).
En “Sendas selvas” la cuestión del viaje toma un sentido especial. Etimológicamente, selva proviene de la palabra latina silva, referente a bosque o árboles y, por extensión, para los poetas latinos remite a la capacidad de los bosques de devenir madera. En cuanto al origen griego, cabe fijarse en el término hýle, según Isidro de Sevilla, “una especie de materia primera de las cosas que no está todavía formada, pero que es capaz de admitir todas las formas, y de la que están formados todos los elementos visibles”. De este modo, el título de la exposición sugiere un recorrido hacia un lugar donde se encuentran los materiales “en bruto” o en un estado de pureza y que es origen. Se trata de algo ancestral –en relación con el viaje– e, incluso, preverbal, que únicamente pretende apelar a la experiencia sensorial, espacio donde experimentar nuevas formas de pensar y sentir.
La idea de origen tiene reminiscencias en el rasgo más distintivo de la obra de Amor: el modo en que trabaja la tela. Por un lado, destaca la influencia de la técnica artesanal batik –teñidos artesanales por reserva de las telas que descubre en Indonesia– en su intervención en el lienzo en crudo, algo que también puede recordar a la tela sin imprimar de Helen Frankenthaler o Jackson Pollock. Por otro lado, da un gran protagonismo al espacio en blanco, explorando de este modo la relación con la forma, siendo esto algo que sucede de modo intuitivo. El proceso pictórico también remite a lo artesanal y a la pureza: deja al descubierto cómo el color empapa el lienzo, de modo que en todas las obras se pueden apreciar la materia y el pigmento. En suma, sus creaciones devienen una especie de diálogo armónico, o a veces tensión, entre una geometría blanda contenida y un soporte en crudo que parece cobrar vida dentro de la obra.
Acrílico sobre lienzo
©Galería Moisés Pérez de Albéniz
El juego entre material y soporte es constante, ya sea a partir de la pugna o de la coexistencia. Las obras pictóricas de esta muestra se realizan a partir de dos ideas: en Sin título (2) las formas se desplazan hacia los márgenes para liberar al lienzo de la pintura; en Sin título (3) pasa justamente lo contrario, el encuadre está encerrado, volviendo de nuevo a la tensión dentro del soporte. Para Amor, este juego lleva a un legado estético, referente a las formas, constantemente presente y que permanece a través de las épocas.
Acrílico sobre lienzo
©Galería Moisés Pérez de Albéniz
Acrílico sobre lienzo
©Galería Moisés Pérez de Albéniz
Todas las obras se denominan Sin título, decisión que corresponde a la importancia del propio proceso creativo por encima del resultado en si mismo. Así es como en cada trabajo, o en su conjunto, queda inscrita la investigación de la pintora, que, a día de hoy, sigue presentando como inacabada. Lo más importante, entonces, no es el producto final, que a menudo concibe de manera rápida e intuitiva, sino el momento de concepción, donde estado mental y emocional se fusionan. El rastro de ese instante único queda reflejado en su pulso, siempre visible en las obras. Por último, cabe también prestar atención al color, muchas veces escogido de manera meticulosa, ya que es el mecanismo empleado para hacer referencia a un más allá. Como explica en varias entrevistas, el binomio forma y color pretende aludir a otras materialidades u otros sentidos, dando la impresión de sabor, gusto, brillo.
Acrílico sobre lienzo
©Galería Moisés Pérez de Albéniz
Más allá del lienzo, en “Sendas selvas” se presenta una extensión de su investigación pictórica hacia lo tridimensional: esculturas de cuerpo de aluminio y pintura de carrocería se sitúan dentro de la galería a modo de pinturas ‘autoportantes’, ya sea en el suelo o en las paredes. Con el objetivo de llevar a la pintura más allá de si misma, estas figuras ocupan el vacío que dejan los cuadros en el espacio, estableciendo así la misma idea de coexistencia entre lienzo y materia. Se trata de un salto interesante en su propuesta, ya que materializa ese salirse del cuadro de las formas que parecían querer huir para sintetizarlas en el espacio tridimensional. Aunque resulte estimulante para ella seguir investigando en esta dirección, no se considera escultora, sino que quiere seguir concibiendo estas formas desde lo pictórico.
Aluminio y pintura de carrocería
©Galería Moisés Pérez de Albéniz
Pinturas autoportantes y cuadros materializan esa voluntad de conjunto que se pretendía con la muestra. Quizá la exploración más allá del lienzo es lo que resulta más interesante de esta exposición, ya que permite apreciar cómo evoluciona la investigación que la artista pretende documentar. Aún así, se hace difícil la comprensión del conjunto expositivo no solo por estar muy centrado en un proceso personal y no tanto en un concepto compartido –que puede llegar a ser motivo de distanciamiento del visitante– sino que la entrada a ese lugar de origen al que el título hacía referencia resulta compleja con la poca información que ofrece la galería. De este modo, las formas abstractas de Amor, y sobre todo sus colores, resultan atrayentes y estimulantes pero sin un soporte textual es complicado que "Sendas selvas" se perciba como algo más que una muestra con un objetivo meramente estético.
Muy de acuerdo con tu conclusión. Tienes toda la razón.
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