La exploración plástica del espacio desde la obra de Iñaki Ruiz de Eugino

Acariciando el espacio 

Iñaki Ruiz de Eguino

Galería Blanca Soto Arte (C. de Almadén, 16, 28014 Madrid)

6 de noviembre de 2021 - 11 de enero de 2022


Vista general de una de las salas

Foto: Galería Blanca Soto Arte

La Galería Blanca Soto Arte, en su proyecto dedicado a revisar el arte vasco contemporáneo, presenta la exposición Acariciar el espacio, que recoge parte de la obra pictórica y escultórica de Iñaki Ruiz de Eguino (San Sebastiían, 1953). El artista, activo desde la década de los 60, destacó tempranamente por la abstracción-geométrica, estilo que lo sitúa dentro del panorama artístico actual del País Vasco junto a otros artistas de los que se inspiró y con los que mantuvo una estrecha relación, como Eduardo Chillida, Néstor Basterretxea o Jorge de Oteiza. Mediante un excelente criterio de selección, la galería ofrece al espectador un conjunto de series pictóricas y escultóricas realizadas entre la década de los ochenta y principios de los dos mil, que reúnen los esfuerzos del artista por lograr una representación plástica del espacio.

Por lo que respecta a su faceta pictórica, su interés por las posibilidades representativas del espacio se plasma por primera vez en su serie Sideral, realizada a principios de los ochenta. Su anterior indagación por lo cósmico y lo esotérico le llevó a enfrentarse al reto de encontrar una plástica capaz de representar otros espacios y dimensiones superiores, dando como resultado obras en las que domina las formas curvas suspendidas en un fondo dinámico que, por su composición, trae reminiscencias al op-art. En su conjunto, parece que de Eugino trata de representar una especie de cosmos suspendido en “Gravedad 0”.



Sideral, 1982, Acrílico sobre madera, 41 x 41cm

Foto: Galería Blanca Soto Arte

Pocos años después da un vuelco conceptual y sitúa su interés en su espacio terrenal más próximo, inspirándose en la arquitectura tradicionales vasca para la serie Arquitectura Rural, en la que recupera elementos de la Bauhaus y del constructivismo. Tomando como inspiración componentes arquitectónicos como las piedras o las vigas, trata de representarlos en su momento ejemplar de ejecución, terminando en composiciones dominadas por formas rectangulares que dialogan entre sí mediante la tensión dinámica y el contraste cromático.

La última serie pictórica recogida en la exposición es la más contemporánea y la de mayor esfuerzo de abstracción. En la serie Construcciones relacionales, de Eugino se inspira en el método de Mondrian situando cuadrículas rectangulares en diferentes niveles y planos en una especie de “suspensión espacial”. De esta forma, las obras se construyen de forma que el espectador pudiera apreciar el movimiento y dinamismo de las formas, relacionándose así con su composición. 

 


Arquitectura rural, 1985, acrílico sobre lienzo, 85 x 101cm

Foto: Galería Blanca Soto Arte 



Construicción relacional, 2001, acrílico sobre lienzo, 50 x 50 cm

Foto: Galería Blanca Soto Arte

Por otro lado, la galería no ha olvidado de su faceta escultórica, la cual es parte fundamental del conjunto de su obra, ya que la relación conceptual entre pintura y escultura favorece el discurso dialectico en su total; señalando el acierto expositivo de mostrar conjuntame las esculturas y pinturas con un mismo eje discusivo. Una observación general de todas las piezas evidencia el estilo próximo a la escultura de Oteiza, en las que de Eugino también vacía el volumen de sus esculturas, pero con el particular objetivo plástico de crear construcciones que evoquen a una espacialidad abierta. Por ello, estas pequeñas piezas pueden ser entendidas como estudios inacabados que inspiran a sus grandes esculturas públicas transitables.

 

Construicción abierta, 2000, acero corten, 30 x 35 x 26 cm 

Foto:Galería Blanca Soto Arte

Si bien Eugino destaca por su insistencia en no abandonar las investigaciones en torno a la representación abstracta del espacio, un análisis más minucioso de estas series parece evidenciar que no termina de tener claro su objeto de estudio, ya que no consigue aportar una reflexión abstracta-geométrica sobre lo qué es el espacio para él. Persiguiendo lo que el mismo artista denomina cómo “unicidad espacial”, ofrece al espectador ciertas sacudidas conceptuales que transcurren desde un personalísimo espacio cósmico-sideral hasta unas arquitecturas vascas representadas desde el minimalismo. Aunque la calidad y el trabajo compositivo de las obras es apreciable, parece que Eugino no termina de concebir que al espectador le puede ser difícil entender una investigación estética dilatada en el tiempo sin una plasmación coherente del objeto de estudio en cuestión. Algo que, de hecho, las grandes figuras de la abstracción de las que dice inspirarse dedicaron sus esfuerzos, ya sea desde el cromatismo de la Bauhaus, de lo esencial del minimalismo, o de la pureza del constructivismo.

Pero los desaciertos a la hora de expresar y representar el concepto que le interesa no se ven redimidos por el elemento emotivo, el cual es cuasi inexistente y constituye lo que, en mi opinión, es la gran carencia de su producción. Retomando como ejemplo la serie dedicada a la arquitectura vasca tradicional, una cuestión clave que plantearle a cualquier artista abstracto sería: ¿qué ofrece usted a cambio de lo que ha sustraído?, en este caso en concreto, ¿qué me aporta a cambio de una imagen reconocible de un caserío vasco? Parece que Eugino sólo nos presenta la forma geométrica como elemento sustitutivo. Es un hecho que la geometría pertenece a la abstracción, ya que están lejos de ser un ejercicio mimético, pero en su esfuerzo por plasmar el hecho pictórico puro a través de formas predominantemente rectangulares, el artista termina por aportar geometrías de factura excelente pero huérfanas de contenido emotivo. 

Y es que, la mejor forma de poner en valor el total de la abstracción es la ruptura que representó frente a la monotonía y el amaneramiento de la figuración inmediatamente anterior, generando una multiplicad de técnicas, reflexiones estéticas e -ismos que llegan hasta la actualidad y que, por más diferencias que guarden entre sí, tienen un común denominador: el vehemente deseo de humanizar la forma abstracta a través de la explotación de su emotividad inherente. Es por ello que considero que algunos de los excesos intelecutales de Eugino que no terminan de cuajar conducen a una pérdida del potencial emotivo de su obra. Esta falta puede producir que tanto la visión del crítico como la del espectador ocasional quede en un posicionamiento despegado: si las lecciones académicas y el razonamiento supeditan al valor sentimental, las emociones no pueden cumplir con la función de aproximarnos a la obra, quedándose un espacio frío entre el espectador y las piezas. 

 

Carmen Izquierdo

Comentarios

  1. Errata en el titular: Eguino no Eugino. Vuelves a repetir la misma errata en el texto, en varias ocasiones. Errores de sintaxis y problemas con las tildes.

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