La pasión de Aurora Cañero
Exposición: Pasión
Artista: Aurora Cañero
Fechas: 18 de noviembre de 2021 al 11 de enero de 2022
Lugar: Galería Kreisler, Calle Hermosilla, 8 (28001), Madrid
La pasión de Aurora Cañero
Ana Vázquez Gorostizu
La galería Kreisler presenta del 18 de noviembre de 2021 al 11 de enero de 2022 la exposición Pasión de la escultora Aurora Cañero (1940), un título que hace referencia al amor que tiene la artista por su trabajo y las historias que quiere contar con sus obras.
El principal motor artístico de Cañero desde el comienzo de su carrera artística ha sido el de la representación del ser humano a través de la escultura, explorando los espacios simbólicos y oníricos que nos atraviesan. Forma parte de ese grupo de artistas que a finales de los años 50 y mediados de los 60 en España vieron en la escultura figurativa, frente al popular informalismo de la época, la base para comenzar su proyecto creativo. Formada en la Escuela de Bellas artes de San Fernando, Cañero se acerca a artistas como Julio López Hernández y otros miembros de la escuela realista de Madrid, que del mismo modo se sienten fuertemente inspirados por la figuración y se ven influenciados por atmósferas y escenas surrealizantes, con tendencias a lo onírico. Lo interesante de la escultura de esta artista es precisamente esa referencia al símbolo a través de la representación del cuerpo humano sin recurrir a la abstracción, que parece a veces volverse casi dogmática en los artistas contemporáneos.
El trabajo de Cañero pretende mostrar el cuerpo como ese lugar en el que lo simbólico toma presencia, y para eso recurre habitualmente a elementos como el escudo, las flechas o las esferas que, junto a sus figuras –normalmente desnudas y sin pelo, ya sean masculinas o femeninas, y con el mismo rostro misterioso– hacen que el espectador se pregunte por algún aspecto fundamental de la condición humana. Así es por ejemplo en el caso de Deslizarse IV, una obra de 2007 en la cual la artista nos muestra una pareja, un hombre y una mujer, que caminan entrecruzados sobre dos círculos. Se trata de la representación de un reencuentro, donde los círculos, los pies y los brazos de los personajes se cruzan, aunque sus miradas se dirigen hacia lados opuestos.
Deslizarse IV, Aurora Cañero, 2007. Fotografía de la galería Kreisler. |
Lo mismo sucede con Querer no es poder de 2005, una escultura en bronce sobre un pedestal que representa una figura masculina intentando levantar dos pesadas maletas mientras está de pie sobre ellas. Es una evidente alusión a la ambición humana, que llama la atención además por la técnica que decide emplear aquí la artista, puesto que deja al descubierto los lugares por los que el bronce ha pasado por el molde en las maletas.
Querer no es poder, Aurora Cañero, 2005. Fotografía de la galería Kreisler. |
Bastión y Audacia II son las dos obras que Cañero creó durante el confinamiento y las más recientes de la colección. En ellas podemos ver el proceso material que se produce durante el vertido del bronce líquido en el molde, creado a partir de un modelo previo hecho en barro. Cuando se seca este bronce, habitualmente se procede a limar los huecos por los cuales este se ha vertido y se le pasa una capa de pátina a la escultura limada, pero en estas dos decide dejarlas prácticamente intactas en cuanto salen de sus moldes como testimonio del proceso de creación que han atravesado. En Audacia II vemos a una mujer joven al borde de un trampolín lista para saltar al vacío, vestida de bañista. Por otro lado, Bastión representa a una figura masculina, un guerrero, protegido detrás de un gran escudo circular cubierto de flechas.
Uno de los aspectos más novedosos de Pasión con respecto a otras exposiciones de Cañero es la inclusión de bocetos y estudios previos a la realización de sus esculturas. Es la primera vez que la artista comparte el proceso preparatorio de sus obras, y ha decidido este caso que veamos las acuarelas de Salomé II (2006), la representación de la historia bíblica de Salomé que hace referencia al peso del remordimiento a través del uso metafórico de una cabeza roja –la de Juan Bautista– sobre la del busto en bronce sin pintar. También en Salomé I (2006) vemos un cuerpo de mujer caminando, el de Salomé, llevando una cabeza decpitada en un gran plato que balancea sobre su cabeza. Es interesante que Cañero haya escogido a la galería Kreisler para enseñar por primera vez sus dibujos, ya que se estrenó en esta misma galería, aunque haya trabajado con muchas otras a lo largo de los años.
Salomé II, Aurora Cañero, 2006. Fotografía de la galería Kreisler. |
Salomé I, Aurora Cañero, 2006. Fotografía de la galería Kreisler. |
Si el objetivo de la artista es el de usar el cuerpo como un lugar para la reflexión de la condición humana, es capaz de lograrlo sin duda gracias su forma de narrar historias por medio de las expresiones que le da al rostro de sus figuras, sus diferentes posiciones y los elementos que juegan en torno a ellas para potenciar su carácter simbólico. La realidad, la ficción y la mitología se mezclan para invitarnos a reflexionar sobre la forma que tenemos de ser en el mundo y el papel que la obra de arte juega en esa invitación. Pero, más allá de esto, probablemente haya sido también uno de los fines de Cañero en esta singular exposición el que pensemos en el aspecto material de la escultura misma, mostrándonos el proceso creativo que comienza para ella con las acuarelas, soltando pequeñas pistas en algunas de sus obras que dejan constancia de la técnica, tantas veces pulida y perfeccionada, y otras accidental, que hacen a la obra ser la que es.
Hablas de las obras una por una. Se echa de menos una valorción del conjunto. Bien, en cualquier caso.
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