Magia y artificio: las historias de Ellen Kooi

Written in Water

Ellen Kooi

Comisariada por Juan Curto

 

Galería Camera Oscura

c/Alameda, 16, 1ºB, 28014, Madrid

9 de septiembre – 23 de diciembre de 2021

 

Magia y artificio: las historias de Ellen Kooi

Por Clara Kozak

 

La última exposición de la galería Camara Oscura se titula Written in Water, y acoge la obra de Ellen Kooi. Nacida en Holanda en 1962, esta artista cuenta ya con tres exposiciones individuales más en este espacio, y propone, esta vez, un viaje a través de sus fotografías en las que el agua actúa como hilo conductor.


Deventer - island (2021), de Ellen Kooi

La obra de Kooi se puede resumir en una propuesta al espectador a recrearse en su imaginación y leer las imágenes desde sus propias vivencias. Siempre se ha mostrado reticente a dar explicaciones que vayan más allá de su proceso creativo o aspectos técnicos. Tampoco anima a pensar sus fotos como enigmas sin resolver, puesto que daría pie a suponer que existe una solución para todo. Prefiere generar un escenario que rebose narratividad, que cuente algo por sí mismo y que abra las puertas a diferentes historias, sucesos o finales. Esto se observa incluso en los títulos de las propias fotografías, compuestos, primero, por la ciudad en la que fueron tomadas (lo que denota su afán por escoger concienzudamente las localizaciones), y luego, por una palabra que describa la escena de una manera escueta, impersonal.


Itegem - kite (2018), de Ellen Kooi

El interés de sus paisajes no reside en que son meros ambientes, sino que están dotados de vida. Casi parece que quieren decirnos algo. Son escenarios ambiguos, en los que hay algo que está a punto de suceder, resultado de la combinación de la naturaleza con la figura humana. Esta última aparece, o bien disociada del paisaje, por la iluminación o la vestimenta; o bien mimetizada con él, repitiendo con su cuerpo el movimiento de los árboles, por ejemplo. Así, deja florecer sus influencias coreográficas, que remiten a bailarines de la talla de Pina Bausch, y propone una toma de conciencia del cuerpo en el paraje natural.

Por otro lado, Kooi es una artista que no trabaja por series. Sus imágenes son siempre obras autónomas. Rebosan nitidez con el objetivo de recrear un mundo mágico, y para ello cuenta con un intrincado proceso de construcción a sus espaldas. Bocetos preparatorios, storyboards, proceso de selección de las localizaciones… Todo ello se deja entrever en unas composiciones medidas y unos escenarios simétricos. Además, el estudio de la luz en sus fotografías revela su dominio de la iluminación artificial, y que, combinada con la luz natural, resalta a sus modelos y genera, en ocasiones, una atmósfera inquietante.

Finalmente, no se pueden obviar las abundantes referencias artísticas que Ellen integra en su trabajo. Su formación pictórica está latente en todas y cada una de sus fotografías, con unos escenarios que no solo remiten al paisajismo barroco holandés, sino también a ciertos autores del Romanticismo, como Caspar Friedrich, y sobre todo, al prerrafaelismo. Algunas de sus figuras podrían haber sido creadas por el mismísimo Waterhouse: impasibles, calmadas y con la mirada puesta sobre el espectador. Si bien asoma, a veces, cierto carácter decorativo, todas estas tendencias pictóricas le otorgan un papel sustancial al paisaje, así como a las circunstancias climatológicas. De esta manera, Kooi logra entremezclar lo natural y lo artificial para dar pie a escenas singulares, a la vez que atractivas.



Eifel - Baumschule (2018), de Ellen Kooi


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