Oriol Vilanova: una experiencia estética inmersiva
FICHA TÉCNICA:
Exposición: «Con los ojos abiertos en la oscuridad» Artista: Oriol Vilanova Fechas: del 27 de noviembre de 2021 al 29 de enero del 2022 Galería: Elba Benítez (C/ San Lorenzo, n.º 11 (28004) Madrid) |
La última apuesta expositiva de la galería Elba Benítez de Madrid ha sido la muestra individual del artista de origen catalán Oriol Vilanova, titulada «Con los ojos abiertos en la oscuridad». Oriol Vilanova, que vive y trabaja en Bruselas desde hace ya varios años, es un artista cuya labor artística parte en gran medida del reciclaje: las obras expuestas en la presente exposición se construyen a partir de postales de segunda mano que el artista ha ido recolectando de rastrillos y tiendas de antigüedades de todo el mundo a lo largo de quince años. En un principio, este hábito de recopilar postales surgió en él desde una pasión genuina por el coleccionismo; de hecho, Vilanova jamás compra grandes lotes de postales: cada una de las que pasa a formar parte de su antología personal es seleccionada con celo y cuidado, de acuerdo a los intereses e inquietudes del artista y tras haberla puesto en relación con el resto de su repertorio, para determinar de qué forma puede contribuir a las diversas lineas estéticas y de pensamiento en construcción. El incorporarlas a su práctica artística vino después.
Celebración (2021) del artista Oriol Vilanova |
La exposición la componen tres instalaciones que invocan la presencia material y abstracta de su colección de postales. La primera obra que nos sale al paso en el recorrido señalado por la galería son dos expositores de postales mecanizados que giran en torno a sí en un movimiento continuo. La velocidad a la que rotan nos permite distinguir la naturaleza de las imágenes, que guardan una estrecha relación cromática y temática entre sí. Mientras que en uno de los expositores los anversos visibles de las postales nos muestran naranjas, en el otro se exhiben lechuzas que se despliegan en una gama de grises. Cabe destacar que las postales se exponen contraviniendo a la lógica de uso de los expositores: en lugar de que las fotografías se abran al espacio circundante como es habitual, encontrando fácilmente la mirada del espectador, las imágenes se despliegan en torno al eje central de los expositores, de donde emergen sendas bombillas que constituyen la única fuente de luz de la sala. Este uso de la luz hace emerger las imágenes en movimiento de la semioscuridad del ambiente, acentúa los vivos colores que las revisten y proyecta reverberaciones lumínicas y sombras chinescas en las paredes, dotando de pleno significado al título al que responde la obra: Celebración (2021).
Detalle de Celebración (2021), del artista Oriol Vilanova |
Resulta curioso que la estructura del expositor y la disposición de las postales ofrezca a la mirada del visitante el reverso de las mismas, que en algunos casos presentan el trazo de una carta breve, de una dedicatoria ininteligible por la incapacidad de fijar la mirada. Constituyen el vestigio material de un recuerdo, de una historia que atañe únicamente al objeto y que se enmarca en una historia más grande que nos engloba a todos. La luz interviene entonces para imponer una jerarquía de la mirada que desafía a la accesibilidad física de la obra: nos conmina a fijar nuestra atención en ese reducido espacio interior que espiamos como por entre grietas, a través de los huecos que despejan la formación de postales que nos vuelven la espalda. Es en ese pequeño núcleo donde sucede la magia, donde se iluminan las imágenes, se encienden los colores y se emiten destellos de luz que nos capturan en un hechizo hipnótico sin principio ni fin.
En este punto es imprescindible aludir al concepto que vertebra toda la muestra y que bebe de una teoría del ámbito de las matemáticas: la Teoría de Conjuntos. De acuerdo con esta teoría, algunos “conjuntos” —entendiendo por conjunto la agrupación de componentes individuales que comparten un rasgo común— no tienen entidad en sus componentes individuales, independientemente de que pueda rastrearse en ellos la presencia global de un rasgo definitorio. Esta teoría se aplica a la materia prima de que se compone la obra artística de Vilanova aquí expuesta. Así, sería un error pensar que la materia prima son las postales: es la colección de postales en un sentido doble, referido tanto al conjunto que forman las postales en cuestión y al propio acto de coleccionar. De esta forma, la colección de postales no puede reducirse a sus elementos individuales constitutivos, sino que debe ser entendida siempre como un conjunto que le da un sentido colectivo e indivisible a sus componentes particulares.
Para fomentar en el espectador esta lectura en directa concordancia con la Teoría de Conjuntos Vilanova pone en marcha diferentes estrategias expositivas. En Celebración, el mecanismo giratorio evita que fijemos la mirada en una única imagen, que nos recreemos en el detalle, y en cambio nos obliga a saltar de fotografía en fotografía. Así, nos formamos una única imagen mental a partir de los retazos que recabamos de la vertiginosa contemplación de las postales, las cuales remiten a un mismo concepto y que, gracias a la forma de mirar que nos impone su exhibición, solo cabe reconstruir en una sola imagen convergente en sus resonancias. En Bajo cero (desde 2017) —una instalación inmersiva a gran escala compuesta por postales de paisajes nevados que ocupa la sala contigua a los expositores mecanizados—, Vilanova dispone las imágenes en sentido vertical pese a que al tratarse de panorámicas tienden a la expansión horizontal precisamente para reivindicar la idea de conjunto sobre la de imagen individual: busca fomentar en el visitante una experiencia estética con base en el despliegue del conjunto de imágenes, disuadiéndolo de centrarse en el detalle que representan sus componentes individuales.
Bajo Cero (desde 2017), del artista Oriol Vilanova, reestructurada para la exposición «Con los ojos abiertos en la oscuridad» en la galería Elba Benítez |
Con respecto a Bajo cero, cabe señalar que es una obra en transformación continua, ya que se repiensa en función de las características y las dimensiones del espacio expositivo cada vez. En la presente ocasión se compone de 4.500 postales que forman un mosaico monumental de escenas nevadas de distintos puntos del globo y diferentes épocas, insertas en una gama cromática que transita entre diferentes tonalidades de blanco, azul y gris. El propio artista intervino en el montaje de la instalación, dibujando las retículas en la pared y proponiendo el mecanismo de sujeción de las postales a la misma. Para ello se emplearon chinchetas que se clavaron en los muros y se fijaron las imágenes a la pared por medio de la fuerza magnética de un minúsculo imán que, gracias a su diminuto tamaño y a su color plateado, se funde con la paleta cromática del paisaje nevado y pasa desapercibido si uno no se acerca lo bastante. Se alza así en una técnica afortunada que no solo respeta la integridad del objeto, sino que no entorpece la visualidad del conjunto e incluso contribuye a la experiencia estética de la obra, ya que las postales no están pegadas como tal a los muros, en forma de sucedáneo de papel de pared, sino que parecen flotar a ras del tabique.
Detalle de Bajo Cero (desde 2017), del artista Oriol Vilanova, reestructurada para la exposición «Con los ojos abiertos en la oscuridad» en la galería Elba Benítez |
La última obra expuesta, Al día (veintidós de noviembre de dos mil veintiuno), es una inscripción numérica que refiere al cómputo de postales coleccionadas por el artista hasta la fecha señalada, una cifra mutable, en continuo crecimiento, que, de acuerdo con el concepto de futilidad heisenbergiana, se entrega a la estéril tarea de intentar medir con precisión un fenómeno que continúa en el tiempo. Resulta interesante cómo dialoga esta obra con Bajo cero, en la que se presenta un conjunto de imágenes desplegado en sus componentes individuales por contraposición a Al día, en la que se muestra una colección de imágenes comprimida en una única cifra: se alude al conjunto de forma abstracta y sumaria.
Al día (veintidós de noviembre de dos mil veintiuno), del artista Oriol Vilanova |
«Con los ojos abiertos en la oscuridad» sorprende por su poderosa presencia estética y por la gran coherencia que se observa entre la naturaleza de los objetos expuestos, la paleta cromática y la temática de las obras, el concepto rector que las estructura y las estrategias de exhibición por las que se presentan al público.
Lara Elisabeth Goicoechea Armijos
Muy bien, Lara. Exposición explicada y correctamente valorada.
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