Reactivando el ornamento


Donald Judd
JUDD
Galería Elvira González
Calle Hermanos Álvarez Quintero, 1, Madrid 28014
18.11.2021 – 15-01-2022




Reactivando el ornamento


Mike Batista Ríos


JUDD es una pequeña muestra del extenso trabajo del artista estadounidense Donald Judd (1928-1994), que se despliega en la asepsia y el rigor de la Galería Elvira González. Las obras mostradas fueron producidas entre 1961 y 1992, momento en que el cubo blanco se instauró como espacio arquetípico del arte. Un espacio que elimina todos los detalles arquitectónicos no imprescindibles, para centrar la atención en las obras. Sin embargo este cubo blanco interviene dialécticamente en todo lo que se presenta dentro de él estetizando su atmósfera. En ocasiones parece elevar a la categoría arte cosas que no pretendían serlo en origen; y en otras, esconde una tensión generada por obras cuyo mensaje resulta inescrutable.



1)Vista de la exposición.
© www.elviragonzalez.es

La larga trayectoria de la galerista le ha permitido especializarse en artistas consagrados como LeWitt, Flavin o Andre que siguen marcando nuestro día a día con su obra. Todos ellos artistas que, junto a Judd, participaron en aquella exposición fundacional del minimalismo titulada Primary Structures (1966). La influencia del artista de Misuri ha sido igual de relevante. Tras licenciarse en Filosofía y especializarse en Historia del Arte, escribió un gran número de ensayos sobre minimalismo, y compaginó sus facetas artísticas con la docencia.



2) Sin título (Ballantine 89-49), 1989. Contrachapado de abeto Douglas. 50 x 100 x 50 cm (c/u).
© www.elviragonzalez.es

Si a lo largo de la historia el arte manufacturado corrió paralelo al trabajo manual, con la aparición de la industria era cuestión de tiempo que apareciera un arte fabril y seriado, con una estética propia de la producción industrial. Las obras que podemos ver en la galería aspiran a la esencialidad de formas como en la serie Ballantine realizada en contrachapado y se ejecutan con técnicas claramente mecánicas como el set de serigrafías con rectas realizadas a golpe seco sobre papel. Se recurre al uso de líneas concisas y pliegues de planos para depurar un lenguaje sobre los materiales industriales y de consumo, que en los años sesenta y setenta del siglo pasado había llegado al paroxismo con el arte pop. La obra de arte dejó de depender de la mano del artista y podía ser ejecutada por cualquier otro. Lo importante no era realizar la obra, sino eligirla y pensarla, y en esto fue determinante Duchamp.



3) Sin título, 1991. Serigrafía y golpe seco sobre papel. 60 x 80 cm (c/u).
© www.elviragonzalez.es


Las tensiones entre arte y diseño son patentes en el trabajo de Judd que concibió estas piezas como objetos, no esculturas, que se presentan en series y creando ritmos. No obstante el artista plantea diferencias bien claras entre arte y diseño, relegando este último al terreno de lo funcional. Su aproximación al diseño de mobiliario vino determinada por su traslado de Nueva York a Texas en 1973, donde no encontró objetos de su gusto y tomó las riendas en el diseño de sillas, escritorios, camas etc. para su propia casa. A pesar del esfuerzo por esta separación arte-diseño, si la estética industrial desplazó a la de la manufactura, el propio objeto artístico fue también desplazado en buena medida por el diseño.


Hace un tiempo descubrí un enfoque sobre el ornamento de la mano de José Díaz Cuyás que me sorprendió. Según el profesor de estética y ensayista, solemos pensar la forma como algo puro, algo autónomo de todo lo demás, como si no tuviera significado. Y esto es lo que nos lleva a pensar que el ornato es un añadido a la forma. De hecho, solemos confundir ornamento y decoración. Mientras que la decoración en general es algo que encubre, suplanta y oculta la forma, lo que llamamos ornamento permite verla con más claridad, la hace más legible. Y esto es justamente lo que perseguía Judd en su proceso esencialista.



4) Sin título (LEHNI AG 85-5), 1985. Aluminio pintado. 30 x 90 x 30 cm.
© www.elviragonzalez.es


Los volúmenes cúbicos fueron una forma básica que obsesionó al arte de los años 60. Si imaginamos formas tridimensionales simples es difícil encontrar una más neutra, compacta y estable que esta. Fue entonces cuando se convirtió en metáfora de la forma pura. Los “cubos” de Judd, modulares y repetitivos crean interludios rítmicos y juegos claramente ornamentales de espacios vacíos y ocupados por cierto esta idea de la modularidad repetitiva ya estaba en el cubismo analítico. Podríamos decir más, que el mínimal con su actitud serial es en sí un juego de ornamentos que no se trata de un fenómeno estilístico; sino de una preocupación por cómo se manifiesta el orden en el mundo.


Poco interesa ya si las series de sillas de Donald Judd son arte o diseño, o si están en las antípodas de sus box-like forms más “escultóricas”. Lo interesante es que no se trata de una repetición geométrica sino de un flujo de forma, es decir, una repetición que entraña una diferencia. Es esto justamente lo que me sigue interesando poderosamente del artista a día de hoy. El minimalismo supuso la reactivación del ornamento en el siglo XX y forma parte innegable de nuestro horizonte cultural.




Comentarios

  1. Relacionar a Donald Judd con lo ornamental es un disparate. La suya es una investigación radical acerca de lo que podríamos denominar las formas primarias del arte. No se trata en modo alguno de algo decorativo u ornamental sino de una reflexión acerca de las posibilidades expresivas que le caben al arte. La buena crítica tiene también la obligación de informarse acerca de la trayectoria de los artistas.

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